Comunidades en el corazón de la gestión forestal sostenible en Guatemala

FSC / Ivan Castro
overhead drone view of Mayan ruins in forest fo Mayan Biosphere Reserve
FSC / Ivan Castro
Diciembre 5, 2022
Categoría : Noticias generales

El viaje a la Reserva de la Biósfera Maya (RBM) comienza tempranito en la mañana, antes de que el sol ilumine los vibrantes colores de la naturaleza.  

Después de un recorrido de cuatro horas por Petén en el norte de Guatemala, el grupo llega a la entrada oficial de la reserva – una amplia reja que luce pequeña junto al majestuoso muro de árboles detrás de ella. En la zona circundante, la ganadería y el aprovechamiento ilegal de madera ya acabaron con el bosque. La reserva es el último bastión contra la deforestación y la pérdida de biodiversidad. 

Al adentrarse los visitantes en la densa selva, los rayos del sol se cuelan a través de un denso dosel y los sonidos de distintas especies de animales repican a su alrededor. Árboles majestuosos imponen con su altura de 15-20 metros, donde monos araguatos y monos araña se columpian en el dosel y un coro de sonidos de aves les da la bienvenida a la zona continua protegida más grande de Centroamérica. 

drone shot of road and entrance to forest Mayan Biosphere Reserve
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Aquí, no hay Internet ni señal para los teléfonos móviles, lo que resulta en una conexión ininterrumpida con la naturaleza.

Los guías, administradores forestales de la comunidad local, sonríen ampliamente cuando ven cómo el grupo está admirando su entorno. Ellos conocen cada pulgada del bosque y se enorgullecen de ser sus guardianes. La reserva es su vida, esperanza, identidad, familia y pertenencia.

Certificación FSC y la Reserva de la Biósfera Maya (RBM)

Hace cuarenta años, los bosques de Petén estaban amenazados por la actividad extractiva cada vez mayor de la industria maderera y los ganaderos, ocasionando una preocupación generalizada entre las comunidades locales. En 1990, el gobierno de Guatemala creó la Reserva de la Biósfera Maya para proteger esta zona, patrimonio natural y cultural, para las futuras generaciones.

Dentro de las más de dos millones de hectáreas de bosque protegido por la reserva, las autoridades otorgaron concesiones forestales comunitarias, permitiendo a estas comunidades demostrar que, como grupo, podrían manejar esos recursos de forma sostenible. Hoy en día, nueve comunidades manejan las concesiones y su certificación FSC, representa más de 350,000 hectáreas de bosque.

Los guías llevan al grupo a visitar una zona conocida como el cuadrante D en Uaxactún, una de las nueve concesiones forestales donde se aprovecharon árboles en 2014 y la zona está ahora regenerándose. Según miembros de la comunidad, cada año se extrae un promedio de alrededor de 1.5 árboles por hectárea en zonas donde existen entre 200 y 300 árboles para madera. Las zonas establecidas como objetivo tienen ciclos de corta de entre 30 y 40 años. Esto significa que, en el cuadrante D, ningún árbol se extraerá antes de 2054.

drone shot of lake and surrounding forest in Mayan Biosphere Reserve
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Rubén Hernández, presidente de la organización, Manejo y Conservación, Asociación Civil de Uaxactún, la cual resguarda 83,558 hectáreas, señala: “los mejores árboles permanecen en el bosque para siempre”.

Hernández explica que existen ciertos árboles denominados “árboles progenitores” o semilleros, los cuales son árboles saludables identificados para protección. ¿Cómo hace la comunidad para reconocerlos? Dicen que esto se debe a su frondosidad y robustez, a que tienen copas bien distribuidas, sus troncos son cilíndricos, no hay plagas en sus raíces y no están inclinados sino erguidos y altos. Esparcen vida y sus semillas pueden esparcirse hasta 65 metros.

Aparte de los árboles progenitores protegidos, Hernández dice que en Uaxactún se extraen alrededor de 11 especies, siguiendo los estándares FSC. Es importante subrayar que la corta sostenible no está permitida en todas las zonas forestales. De hecho, los árboles solamente se pueden extraer para obtener madera en un 45 % aproximadamente de las zonas autorizadas; el resto se usa para conservación o para el aprovechamiento de productos forestales no maderables, como el xaté.

Forma de pensar ecologista

Cada comunidad y sus miembros tienen una fuerte conexión con su bosque. Las manos de Jorge Soza, miembro fundador de la Empresa Comunitaria de Servicios del Bosque (Forescom) y técnico de la comunidad de la Asociación de Comunidades Forestales de Petén (Acofop), están desgastadas, avejentadas por la fuerza del machete y la manipulación de árboles que le han dado el sustento a él y su familia durante 53 años. “Toda mi vida, he vivido de los recursos del bosque”, dice, sentándose en una mesa hecha de machinche – un tipo de madera – mientras sostiene una semilla de aromática pimienta en la palma de la mano.

man measuring tree circumference
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“La cultura es vital para el desarrollo comunitario”, afirma, al tiempo que subraya la importancia de transmitir conocimientos y valores a las generaciones futuras. El manejo forestal, él lo aprendió a través del ejemplo que le dieron sus padres, fantásticos guardianes de los recursos forestales, según los recuerda.

Más tarde, ese mismo día, Crasborn, presidente de la Cooperativa Carmelita, una comunidad fundada hace 100 años con 53,797 hectáreas certificadas FSC ubicadas al centro de la Reserva de la Biósfera Maya, comparte las reflexiones de Soza: “La gente nació y creció en el bosque y hoy viven en el. Siempre hemos tenido una visión ecologista”.

“El bosque puede manejarse de manera sostenible”, asegura Carlos Maldonado, comisario silvícola de la Asociación Civil Árbol Verde. “El manejo está orientado a pensar en los hijos y nietos. Debemos asegurar que nuestro trabajo no dañe al bosque. La certificación FSC es fuente de orgullo y una señal inequívoca de un buen manejo ambiental de hectáreas de tierras encomendadas por el gobierno,” señala Carlos.

El xaté y el empoderamiento de las mujeres

El corte del xaté, hoja ornamental exportada a los mercados internacionales para arreglos florales, es otra actividad que genera recursos permanentes para las comunidades y se ha convertido en una actividad fundamental en años recientes.

Esta hoja, certificada FSC, se usa todo el año y tiene ciclos de corta de alrededor de tres meses. El xaté se somete a un proceso detallado y complejo que se divide en cinco etapas: selección, corta, control de calidad, empaque y atado. Alrededor del 80 % de los hombres de la comunidad están involucrados en el corte del xaté y docenas de mujeres supervisan otros procesos logísticos antes de su exportación principalmente a Estados Unidos.

Woman smiling holding xate leaves
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Magdalena Peralta, responsable del proyecto, muestra la hoja del xaté al grupo. Para ella, esta planta es más que solo ornamental; es la “fuerza económica impulsora de la comunidad”. Ella considera que el encabezar este proyecto vital para los 800 habitantes de la comunidad centenaria es señal de empoderamiento de las mujeres. También muestra que las mujeres pueden participar activamente y encargarse de proyectos importantes que benefician a todos.

“Para mí, Uaxactún es el paraíso”, dice orgullosa. Las comunidades también comenzaron el proceso de certificación de otros productos forestales no maderables, tales como pimienta y romero.

Según Glyde Márquez Morales, responsable de ventas en Forescom, la certificación FSC garantiza el manejo adecuado del bosque y coloca a la madera y a los productos forestales no maderables de una mejor manera en los mercados internacionales. En su experiencia, mercados internacionales líderes tales como el de Estados Unidos y Europa, exigen que los productos forestales cuenten con la certificación FSC, lo cual también significa que pueden venderlos a precios más competitivos.

Impacto adicional de la certificación FSC

Durante más de 25 años, los estándares FSC han asegurado la conservación del ecosistema de los bosques, al tiempo que generado beneficios económicos y sociales para las comunidades. En la actualidad, menos del 1 % de los incendios forestales impactan a las zonas manejadas por las comunidades, en contraste con otras zonas de la Reserva de la Biósfera Maya.

worker in forest concession in Guatemala portrait in workshop
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Asimismo, entre las 15,000 personas que viven en las comunidades, los niveles de desnutrición infantil son más bajos, las tasas de asistencia escolar son más elevadas y un menor número de personas emigra a las ciudades. Adicionalmente, existe un total de 11.28 jaguares por 100 km², y se detectan los valores más elevados reportados de especies dentro de la zona certificada FSC.

Las concesiones forestales de Petén son un claro ejemplo de conservación, cohesión y desarrollo. Éstas ofrecen beneficios, no solo a las comunidades, sino también al bosque mismo y, por supuesto, al país. Ofrecen protección a la biodiversidad de flora y fauna y aseguran que las comunidades puedan vivir de los recursos de los bosques, lo cual significa bosques eternos para todos, para siempre.

pink orange and purple sunset on a lake with a small boat and lilly pads in the foreground
FSC / Ivan Castro